¿Qué origina la filosofía?
Si por una parte la filosofía
como proceso cultural comenzó en la antigua Grecia, por otra la filosofía, como
necesidad intelectual, tiene su origen en tres factores clasificados por Karl
Jaspers (1883 – 1969):
Asombro:
Tanto para Platón como para
Aristóteles no hay filosofar sin asombro. El primero pone en boca de Sócrates
que «la admiración es lo propio del filósofo y la filosofía comienza con la
admiración» (Teeteto, 155), mientras el segundo escribió que «la admiración
impulsó a los primeros pensadores a especulaciones filosóficas» (Metafísica, A,
2). Admiración se ha de entender en este caso como una actitud de asombro y
extrañeza ante la existencia
Duda:
Del asombro necesariamente surge
la duda, ya que queremos conocer, y conocer bien. De modo que el asombro no
lleva sino a despertar un deseo por conocer, pero no un conocer superficial sino
radical, basado en el cuestionamiento dirigido a encontrar todas las respuestas
posibles y más profundas. Si un filósofo puede enseñar a dudar es René
Descartes (1596 – 1650), quien planteó la duda como método filosófico: si se
puede dudar, se puede pensar y si se pude pensar es porque se existe. Quien no
duda, no se ve impulsado a buscar las respuestas necesarias, sea para confirmar
sus creencias o para descubrir la falsedad de las mismas. La más radical de
todas las preguntas filosóficas es ¿por qué?, en especial cuando se refiere al
sentido de la vida.
Situaciones límite:
Son aquellas situaciones
permanentes en la vida que no varían y que definen nuestra existencia. La
angustia ante la muerte, el sufrimiento, la enfermedad, la lucha por la
libertad, la injusticia, el odio, son todas situaciones ineludibles que generan
reflexión filosófica y que, además, repercuten en los actos humanos. De modo
que, contrario a la opinión común, la filosofía es una reflexión sobre la vida
y para la vida, una teorización sobre los principios de cuanto anhelamos
conocer y que, para nada, es ajeno a nuestra existencia concreta y cotidiana.
Definiciones de filosofía
Atendiendo a su etimología, la filosofía
(del griego philo: amor; y sophia: sabiduría) es el ‘amor a la sabiduría´.
El filósofo, pues, es el ‘amante de la sabiduría’. Esta definición se refiere,
en primer lugar, a una actitud. Todos los humanos pueden ser filósofos, porque
desean saber, conocer, pero no todos llegan a serlo, porque no todos se dedican
a buscar la verdad de las cosas, más allá de lo aparente. Por otra parte, la
sabiduría consiste en encontrar la verdad, pero ¿existe esta o es igual para
todos? Como no es posible dar una sola respuesta a estas cuestiones, la
filosofía, además de ser una actitud, es también un modo de vida. Es filósofo
quien se consagra a la búsqueda de la verdad, indistintamente de que la halle.
Debido a la amplitud de conceptos como sabiduría y verdad, inseparables de la
filosofía, establecer un concepto universal sobre esta es imposible. No
obstante, a lo largo de la historia, los mismos filósofos, basados en su propio
quehacer, se han encargado de elaborar sus definiciones, la mayoría de las
cuales comparten elementos. Algunas de ellas son:
«La filosofía es la ciencia de
las primeras causas y los primeros principios».
Definición de Séneca
«La filosofía es la ley del bien
y del honesto vivir, y el que ha dicho que es la regla de la vida, le ha
restituido su verdadero nombre».
Definición de Jacques Maritain
«La filosofía es el conocimiento
científico que, mediante la luz natural de la razón, considera las primeras
causas o las razones más elevadas de las cosas».
Definición de Hegel
«La filosofía es la ciencia de lo
absoluto».
¿Qué es la sabiduría?
La sabiduría es el conocimiento
profundo sobre algo y su aplicación. La sola acumulación de conocimientos es
erudición, mientras que la capacidad de encontrar en esos conocimientos
respuestas útiles que permiten solucionar problemas y encontrar sentido a los
mismos, es lo que caracteriza al sabio.
Todos los seres humanos queremos
saber y tenemos la capacidad de hacerlo. Pero dependiendo de los instrumentos,
el método y las capacidades que utilicemos, llegaremos a distintos tipos de
conocimiento. La más básica de las formas de pensamiento es el ordinario,
cotidiano o espontáneo, que se basa en la experiencia que aportan los sentidos,
a partir de cuyas imágenes nos formamos conceptos e ideas y hasta podemos
extraer conclusiones lógicas. Pero cuando a ese pensamiento aplicamos las
capacidades de la razón, la reflexión, pasamos al plano filosófico y
científico. Entonces no nos conformamos con percibir las cosas y distinguirlas,
sino que queremos conocer sus causas, comprender como funcionan, entonces
hacemos ciencia. Más allá de esta comprensión existe la necesidad radical de
comprender la realidad como conjunto, como totalidad, es cuando se desarrolla
el pensamiento filosófico, que requiere del pensamiento cotidiano y del
científico.
La filosofía como ciencia
Si analizamos las anteriores
definiciones y las hechas por muchos otros pensadores, podemos definir a la
filosofía como un afán de saber, una búsqueda de las causas de la realidad
mediante la razón, una actividad que tiende a comprender la totalidad de experiencias
humanas. Nos encontramos, pues, con el hecho de que la filosofía es, de acuerdo
a la definición de Aristóteles, ciencia de las primeras causas, ya que busca un
conocimiento racional de causas de todo. Pero la filosofía no es una ciencia
entre varias, sino que es ciencia en el modo más perfecto, pues busca las
causas de la realidad, mientras que las ciencias particulares (biología,
química, etc.) buscan causas próximas de objetos parciales de la realidad, como
los elementos, las plantas, los animales, etc. Por otra parte, históricamente
hablando, lo que hoy conocemos como ciencias, fueron disciplinas que en la
Antigüedad formaron parte de la filosofía, de la sabiduría total.
Ciencia
Proviene del latín scientia, sustantivo que a su vez proviene del verbo scire, que significa ‘conocer’. Pero hay que distinguir el conocimiento científico del espontáneo. Mientras este es el que se obtiene a través de los sentidos (conocimiento empírico), el científico es un conocimiento de las causas, una comprensión basada en el análisis racional.
Actividades:
1- Leer
atentamente el texto.
2- Buscar
y transcribir en la carpeta el significado de las palabras que no comprendes o no
conocías
3- ¿Todos
podemos filosofar? Justifica
4- ¿Todos
podemos ser “sabios”? Justifica
5- ¿Cuál
es el significado etimológico del término “Filosofía”?
6- ¿Cuándo
hacemos “ciencia” y cuándo hacemos “filosofía”? Ejemplifica.
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