FORMACIÓN ÉTICA Y CIUDADANA: Fundamentación del campo de conocimiento

 

Como campo de conocimiento de la Educación Polimodal, el de “Formación Ética y Ciudadana” es común a todas las modalidades y se conecta íntimamente con el campo de “Humanidades y Ciencias Sociales”, aunque tiene características propias. Tiene la particularidad de estar constituido en esta propuesta por un solo espacio curricular, con la misma denominación. Por ello lo desarrollado en tanto campo se aplica al espacio.

Incluye contenidos referidos a nociones básicas de ética filosófica y a los derechos humanos en tanto expresión del respeto a la dignidad de la persona.

También aborda la caracterización del conjunto de derechos constitutivos de la ciudadanía, ubicándolos en el contexto histórico-social, y en el contexto jurídico nacional e internacional de su reconocimiento formal. Como expresa Dussel “... la ciudadanía es un aprendizaje cotidiano. La relación con la autoridad, la relación con las normas, la construcción de las identidades individuales y colectivas son cuestiones aprendidas a través de múltiples intercambios, experiencias, sanciones, que tienen lugar en la cotidianeidad escolar”. Desde esta realidad, los contenidos involucrados adquieren cierto carácter de transversales en cuanto involucran a la institución toda, tanto en sus prácticas cotidianas como en los discursos que circulan en ella.

Proporciona asimismo un tratamiento de la democracia en dos dimensiones de análisis: por un lado, como conjunto de valores que conforman un estilo de vida, un modo de resolver los conflictos que se plantean en la convivencia entre seres humanos, y de cooperar en pos del bien común, y por el otro, como organización política que busca corresponderse con ese conjunto de valores, y se plasma en los textos constitucionales y en las leyes derivadas. Incluye, finalmente, contenidos referidos a la justicia, en tanto igualdad de oportunidades de todas las personas para alcanzar el desarrollo de sus potencialidades, y a la solidaridad, como forma de compromiso activo y participación social.

Dice Cullen: “enseñar a fundamentar racionalmente principios de valoración y normas de acción, que permitan construir una moral pública y también un juicio autónomo sobre las diversas valoraciones que concurren o colisionan en la sociedad contemporánea, y construir una inteligencia solidaria atenta a las necesidades de los otros y al cuidado de los otros y al cuidado de la vida”.

Reafirmamos en este punto lo planteado en el Diseño Curricular del Tercer Ciclo de la Educación General Básica: “Se trata de hacer una reflexión jurídica y política pero en el contexto de un análisis ético de las situaciones histórico-sociales que se viven y que se plantean, sin abandonarse al orden social establecido y sin abandonar la posibilidad de crear una nueva respuesta, sumando a ésta reflexión la acción en situación, desde uno y con los otros para revertir lo que nos afecta. Se plantea entonces posibilitar la construcción de un ciudadano con clara conciencia de su condición de ser libre que puede construir y reconstruir los espacios en que actúa con los otros en la búsqueda de una convivencia justa”. Del conjunto de Competencias que la Educación Polimodal se propone, reconocemos aquella que expresa: “interactuar cooperativa y solidariamente, incorporando mecanismos de participación democrática”, la que involucra en primera instancia desarrollar las habilidades para el diálogo.

Al menos dos valores conducen centralmente todo proceso de diálogo: la justicia y la solidaridad. Siguiendo a José María Puig, podemos afirmar que en el diálogo están presentes tres tipos de contenidos: las representaciones mentales sobre el diálogo que cada sujeto elabora a partir de sus experiencias y reflexiones, un conjunto de subprocedimientos o habilidades que permiten el uso correcto del mismo y finalmente los valores presentes asociados a hábitos y actitudes que le son propios. Decimos que las siguientes habilidades se ponen en juego en el diálogo:

- habilidad para percibir problemas morales.

- habilidad para el autoconocimiento.

- habilidad para el conocimiento de los demás.

- habilidades y condiciones del discurso dialógico: principio de cooperación.

- habilidades y condiciones del discurso dialógico: actitudes dialógicas

- habilidades y condiciones del discurso dialógico: estrategias para la comprensión y el razonamiento.

- habilidad para imaginar y adoptar soluciones alternativas basadas en el acuerdo, y para anticipar y evaluar sus consecuencias.

- habilidad para dar sentido moral a la adopción de criterios para la resolución de problemas de valor.

Por otro lado, la necesidad de fundamentar en éste ámbito exige el conocimiento de marcos normativos que permitan dar cuenta de las posiciones particulares a partir de los principios y normas en que se sustentan. Esto supone desarrollar la habilidad para reconocer en situaciones cotidianas las contradicciones entre diferentes niveles de normas y poder argumentar desde lo normativo fundamental (Constitución Nacional, Declaraciones y Tratados con nivel constitucional, entre otros).

Finalmente, la conexión entre lo ético y lo político implica desarrollar las competencias necesarias para el análisis de estas relaciones en casos concretos actuales o históricos. Se propone superar el análisis de ésta cuestión que existe en las representaciones cotidianas, fuertemente influenciado por los medios de comunicación y generalmente respondiendo a estereotipos no problematizados, y avanzar hacia miradas más ricas y fundantes al respecto. Adela Cortina plantea la idea de un modelo de ciudadano nacional y universal que se configura con las siguientes características: autonomía personal (el ciudadano no es ni vasallo ni súbdito); conciencia de derechos que deben ser respetados; sentimiento del vínculo cívico con los conciudadanos, con los que comparten proyectos comunes; participación responsable en el desarrollo de esos proyectos, es decir, no sólo conciencia de derechos sino también de responsabilidades; y a la vez, sentimiento del vínculo con cualquier ser humano y participación responsable en proyectos que lleven a transformar positivamente nuestra “aldea global”. Pensado como habilidades en el marco de lo jurídico y político, implica:

- habilidad para evaluar y decidir desde criterios de justicia fundados los medios y fines de la acción política

- habilidad para reconocer en diferentes contextos sociales, situaciones que afecten derechos que comprometen la dignidad humana.

- capacidad para participar responsablemente, desde procedimientos jurídicos y políticos, en proyectos de acción solidaria, contemplando lo particular y universal, marcos normativos nacionales e internacionales, que superen situaciones de injusticia.

Lo expuesto hasta este punto indica que un concepto estructurante fundamental de este campo lo constituye el concepto de ciudadanía, no entendida tan sólo como la simple pertenencia de un individuo a un estado, en cuanto sujeto de derecho y portador de nacionalidad, sino fundamentalmente a partir de su pertenencia a variadas formas de interacción social. En este sentido afirma Hugo Quiroga: “lo que se busca es la construcción de una dimensión comunitaria de la ciudadanía, desligada del atributo de la nacionalidad”. (...)” Esta noción de ciudadanía alude, por lo tanto. a una doble pertenencia: al Estado y a la sociedad.

En el primer caso, el individuo es miembro de un cuerpo político-institucional que garantiza sus derechos políticos, civiles y sociales. En el segundo, el individuo es miembro de un espacio público asociativo que requiere de prácticas de auto organización colectiva, desde las cuales se puede reforzar y extender su condición de ciudadano.”

En la medida en que pensemos de esta manera la ciudadanía, surge un segundo concepto estructurante del campo que es el de Estado de derecho. Dice Pedro Nikken que lo que configura el Estado de derecho es “ese conjunto de reglas que definen el ámbito del poder y lo subordinan a los derechos y atributos inherentes a la dignidad humana”. De manera tal que el análisis de la situación social a la luz de los Derechos Humanos constituye una pieza clave a la hora de juzgar la legitimidad y justicia de las acciones que se realizan y de las normas que las regulan.

Lo anteriormente planteado debería conducir a la reflexión filosófica sobre el poder como tercer concepto estructurante en el análisis de las relaciones que se establecen entre el individuo y la sociedad. Desde la perspectiva de la dinámica de las instituciones sociales en las que se halla inmerso el ciudadano, reflexionar sobre qué es el poder, cuál es su naturaleza, como se legitima el mismo, aporta una mirada integradora y fundamentadora para la construcción de una sociedad justa. En la articulación entre lo ético y lo político, reflexionar sobre el poder nos posibilita la reflexión sobre la equidad.

ACTIVIDADES:

Para que tengamos en cuenta: tratemos de tener a mano siempre un Diccionario.

1- Realizar una lectura comprensiva del texto.

2- Busca en el diccionario las palabras que no entiendas, cópialas en tu carpeta en un apartado dedicado al vocabulario que es específico de la asignatura.

3- Realizar un Cuadro Sinóptico del texto.

4- ¿Qué aportes personales le harías al texto?

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